FIA FORMULA 1

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PB | Su carrera mas corta
El sábado 7 de junio de 1952, Fangio participa con BRM en el Ulster Tourist Trophy en Dundrod, Irlanda del Norte. Al día siguiente, domingo 8 de junio de 1952 se correría en Monza, una carrera de Fórmula 2, la categoría que ese año se adoptara para el Campeonato Mundial y Fangio se había comprometido con Maserati, para conducir en el famoso autódromo italiano uno de los nuevos autos de dos litros que la marca presentaría en carreras con puntaje.
Para viajar desde Irlanda y llegar a tiempo a Monza debía tomar un avión desde Belfast a Londres y de allí a París ya que no había combinación de vuelos directos a Italia. Así que Fangio aceptó el ofrecimiento del Principe Bira, para trasladarse en su avión particular. Sin embargo, cuando termina la carrera de Irlanda, se entera que por razones meteorológicas, Bira que había abandonado en las primeras vueltas de la competición, adelantó su vuelo. Así que buscó la combinación de vuelos y llegó a Paris por la noche del sábado. Una vez en París, encuentra suspendidos los vuelos a causa de una fuerte tormenta. Ante el problema y la decisión de Fangio de cumplir con su palabra, el piloto Louis Rosier -que viajaba con él ese día- le ofrece su auto particular, para continuar viaje por tierra.
Conduciendo solo durante toda la noche, cruza los Alpes hasta Milán y llega al circuito poco antes de la hora de la largada de la carrera. Se ducha en el autódromo, toma unas aspirinas y se sube a la Maserati 2000, que no había probado siquiera una vuelta, ubicando su auto en la última fila por no haber participado el sábado en las pruebas de Clasificación.
Se larga la primera Serie y Fangio desde atrás, comienza a superar autos. Al cerrarse el primer giro había avanzado seis puestos. En la segunda vuelta al pasar por el sector que llamaban "curva de Lesmo", toca el cordón interno de la pista y pierde la
línea de marcha golpeando contra los fardos de pasto que se colocaban como protección al borde de la calzada. El auto comenzó a dar volteretas por el aire y Fangio, despedido del habitáculo, golpeó pesadamente en el piso.
Inconsciente fue trasladado de inmediato al Hospital de Monza, con conmoción cerebral y golpes diversos.
Las lesiones sufridas por Fangio en la zona cervical, motivaron que se le colocara un yeso que le inmovilizara el cuello y le cubría los hombros y parte del torso. El yeso le fue retirado el 3 de setiembre de ese mismo año. Como único handicap le quedó una rigidez en la nuca, de la cual se diría que le porporcionaba un aire muy aristocrático.Tras un período de recuperación, volvió a correr en Buenos Aires en enero de 1953.
Le gustaba sintetizarlo todo de la siguiente manera: "A Las dos de la tarde llegué a Monza, a las dos y media largué la carrera, a las tres ya estaba en el hospital". "...Era mi segundo accidente grave y por idéntica causa. Por eso es que nunca se debe manejar, cuando se está cansado..."
Más tarde descubriría Fangio una profunda hendidura en su casco. El casco le había salvado la vida.
“...Ese 1952 era el año de ganar mucho dinero. Casi había arreglado con Maserati para competir en el Campeonato del Mundo de Conductores de F2. También con BRM para correr en Fuerza Libre y con Alfa Romeo para participar en las carreras de coches Sport.
Viajé con Rosier desde Belfast a Londres. Desde allí le avisé por teléfono a Froilán, que no tenía otra alternativa que hacer Londres-París-Lyon en avión, llegando en la madrugada del domingo y que en Lyon lo estarían esperando con un auto a Louis Rosier –dueño de la mayor Concesionaria Renault de Francia en Clemont Ferrand. Que éste se arreglaría para llegar a su casa desde Lyon y yo en su coche cruzaría los Alpes para llegar a Monza a tiempo… Pero el tramo París-Lyon no pudo ser por falta de vuelos y otras alternativas, así que con Rosier lo hicimos en auto. El me dejó el volante en Lyon alrededor de las 8.30hs.
Quedé muy cansado tras conducir como loco por la montaña hasta Monza, llegando al circuito a las 14.00hs, a las 14.30hs largué y a las 15.00hs estaba en el hospital…
Ciertamente que la confianza en uno mismo es esencial, pero no sirve si físicamente no se está bien. Largamos y en la primera vuelta pasé a unos seis autos a pesar de estar recién tanteando esa Maserati, que era totalmente nueva para mí. Ya en la tercera vuelta, entré confiado a Lesmo... La primera curva de Lesmo se tomaba en segunda y la siguiente en tercera. Eso era lo corriente, pero no sé si el día del accidente estaba encarando la segunda de Lesmo en tercera o cuarta marcha... Lo cierto es que toqué la parte interna donde había un pequeño cordón y en vez de corregirlo rápidamente, lo dejé y cuando quise dar un golpe de volante ya era tarde.La Maseratiestaba en la parte sucia de la curva y le pegué al último fardo de pasto que en lugar de amortiguar el golpe, estaba duro como piedra por el tiempo y las lluvias, operó como un cordón. Oí el chirriar de los neumáticos con el suelo y el golpe de mi máquina que se levantaba y volaba hacia una confusa zona de árboles y sombras. Me aferré al volante pero una caída de de punta al piso, me despidió. Como en una película en cámara lenta, vi ramas de un árbol acercarse... ¡Suerte que tenía puesto el casco rígido!... En 1952la FIAlo impuso como de uso obligatorio. Hasta entonces su utilización era opcional. Por costumbre utilizábamos los cascos de tela, que estaban hechos de algodón o seda. Estos últimos los usaban los pilotos de buena condición económica. Algunos tenían hasta el buzo de seda. Yo en cambio, siempre me había arreglado con el casco de algodón celeste y la camisa amarilla o negra y el pantalón celeste que me había dado la gente de Suixtil. De los que usaban cascos de seguridad, antes de que fuese obligatorio, siempre decíamos que tenían miedo. Cosas de falso machismo. Por suerte lo hicieron obligatorio; mi casco inglés -que está en el Museo de Balcarce- había quedado abollado con el golpe. ¡No quiero pensar lo que habría pasado si mi cabeza hubiese estado sin él!
En Monza, al despertarme en el hospital comprendí que era muy fácil pasar de la vida a la muerte, sin siquiera darse cuenta. Y también aprendí otra cosa: así accidentado, gente que estaba alrededor mío empezó a irse, convencida de que yo no iba a correr más. Es que la gente no va detrás el hombre, va detrás del éxito.
Horarios del Museo
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10 A 17 HS
Días Hábiles
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10 A 18 HS
Fines de semana y feriados
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10 A 18 HS
Enero y Febrero
museo juan manuel fangio
Dardo Rocha (18) esq. Mitre (17)
Tel/fax +54-2266-425540 - CP 7620
Balcarce - Buenos Aires - Argentina